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ACTUALIDAD

El racinguismo pierde a Goyo Zamoruca

El ex portero y entrenador de guardametas deja sentido recuerdo de su valía y quehacer

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El racinguismo sufrió esta noche una de las más sentidas pérdidas de la moderna época del casi centenario club. Gregorio de la Fuente Perales, Goyo Zamoruca, falleció, a los 79 años, de forma repentina. El cuerpo del querido deportista permanece en el tanatorio de los Hermans Nereo y será incinerado posteriormente. Para las 10,45 de la mañana de este martes se ha fijado el funeral que se oficiará por su alma en la iglesia parroquial de San Roque, en El Sardinero.

 

Goyo Zamoruca, según nos detalló esta mañana uno de sus más fieles y constantes amigos, permaneció leal a sus principios hasta última hora. Manuel Fernández Mora, otro racinguista de siempre, aún realizó gestiones con Goyo apenas hace unas horas, al tiempo que supo que recientemente había clausurado el curso en la escuela de porteros que regentaba en el Complejo de La Albericia desde hace años. Zamoruca dictaba la asignatura de guardameta a no menos de medio centenar de entusistas alumnos que seguían sus enseñanzas en intensas clases. El pasado 4 de Junio clausuró la temporada 2010/2011, en su escuela de porteros, fundada en 2001, con un Campus y un Desafío de Porteros de Fútbol en el Complejo Municipal de la Albericia. Todo acabó con la tradicional comida de fin de curso, que incluiyó la entrega de trofeos.

 

Insignia

 

El balompié se queda sin todo un profesor que antes fue portero. Zamoruca que tomó su apodo deportivo del admirado Ricardo Zamora, nació en Santander en 1931 y, tras unos inicios como interior, ocupó la portería en equipos como el Salesianos y Kotska, donde coincidió con otro futuro jugador del Racing al que se ha mantenido unido hasta su fallecimiento. Zamoruca tiene en su haber la medalla de oro del club, que recibió el 30 de enero de 2005 en Los Campos de Sport.

 

"Como no se había inventado la tele ni circulaban los coches....pues a la calle", rememoraba Goyo Zamoruca respecto a una época que le vio proclamarse campeón del santanderino Trofeo de Barrios en 1948 antes de incorporarse al Juventud Racing y al Rayo Cantabria desde el que dio el salto al primer equipo en 1952 junto a Marquitos, Campón, Villita y Paco Gento.

 

Tras jugar 24 partidos defendiendo la portería racinguista durante dos temporadas, la desgracia se cebó con el meta cántabro un 9 de enero de 1955 en el viejo estadio Metropolitano de Madrid cuando salió a blocar un pase largo a Escudero y su compañero Santín, en su intento de despejar el balón, le provocó una doble fractura de húmero en el brazo izquierdo.

 

Después de cinco operaciones, un clavo mal colocado en su brazo y una infección que pudo costarle la vida -"no había antibióticos y había que traer la penicilina de Francia, casi de estraperlo", recordaba- se truncó una corta carrera en la que ya había llamado a las puertas de la selección española, con la que estaba convocado tras el partido ante el Atlético de Madrid, recoge la delegación de la agencia EFE en Santander en su despacho matinal.

 

Sus años en el Racing le dejaron amistades inquebrantables como la de otro carácter indomable como Rafa Alsúa y anécdotas como la que protagonizó en el viejo campo de Les Corts, en Barcelona, donde decidió abrir la barrera ante una falta muy centrada que Kubala se disponía a lanzar desde las inmediaciones del área.

 

Porteros

 

35 puntos de sutura

 

"Kubala era tan bueno que la iba a poner donde quisiera así que preferí al menos ver salir la pelota", relataba Zamoruca que, al terminar ese encuentro fue al vestuario blaugrana a pedir al húngaro y a sus compañeros del Barça de las cinco Copas -Basora, César, Moreno y Manchón- que le firmasen sus cromos de esa temporada.

 

También recordaba con nostalgia los 35 puntos de sutura -"de los de entonces cosidos con hilo y aguja"- que recibió en el estadio de Buenavista, en Oviedo -donde ahora acudía con frecuencia para ver jugar al fútbol a sus nietos-, al lanzarse de cabeza ante un delantero del conjunto asturiano.

 

"Falin chutó y se encontró mi cabeza. Eso sí, una semana después jugué contra el Sevilla en Santander", bromeaba el meta santanderino que, tras su retirada del fútbol, obtuvo el titulo de entrenador nacional y dirigió a equipos de categoría regional como el Santoña, Guarnizo, Rayo Cantabria, Velarde o Cayón, entre otros, hasta que en 2001 puso en marcha su propia escuela de porteros que llego a contar con noventa alumnos por temporada.

 

Valiente y seguro bajo los palos, Goyo Zamoruca insistía a sus alumnos en que entrenasen sin guantes, que fuesen un jugador más, que sacasen en largo con la mano y con precisión como él hacía y, como le secundó años después el chopo Iríbar, que se olvidasen de adornos innecesarios y que recordasen que medir bien las salidas es la gran asignatura de un portero y que "solo se aprueba metiendo horas". Uno de los alumnos de su escuela escribía en un blog de fútbol: "A mí me contó un truquillo para los penaltis y paré cinco en un temporada de seis que me tiraron".

 

Goyo Zamoruca no pudo detener anoche el último, el que le paró el corazón mientras seguía por televisión en su casa el encuentro en el que la selección española sub-21 sellaba su clasificación para las semifinales de la Eurocopa.

 

El Real Racing Club, tanto sus dirigentes, como técnicos, futbolistas y empleados, se suma al dolor general originado por el inesperado fallecimiento de Zamoruca, al tiempo que traslada su sentido pésame y abrazo a toda la familia de Gregorio de la Fuente Perales.

 

La fotografía superior recoge a Zamoruca en el partido At. Madrid-Racing en el Metropolitano, precisamente el día en que sufrió la grave lesión que le retiró del balompié profesional pero no se su racinguismo y menos de su vocación pedagógica. En el centro recibiendo, el 30 de enero de 2005, la insignia de oro del club. Y Goyo, segundo por la izquierda, aparece en Isla con otros ex porteros como Corral, Lois, Lobera, Fermín, Javi Alonso...