Pilar Fernández emigró a Argentina en 1930 y su pasión racinguista la convirtió en hincha de la Academia
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Pilar Fernández, más conocida como ‘Pili’, era una santanderina enamorada del Racing, el club de su ciudad. Tanto lo estaba que en los años 20 del siglo pasado logró el sueño de cualquier aficionado, colaborar activamente con su equipo al formar parte del reducido grupo de personas que trabajaban para la entidad. Al igual que miles de cántabros, decidió emigrar en búsqueda de una vida mejor y en 1930 arribó a Buenos Aires, triste por abandonar su tierra y huérfana del club de su infancia. Echó un vistazo a la liga argentina y, de pronto, ahí estaba su nuevo amor: el Racing Club de Avellaneda, por la coincidencia de nombre con el conjunto santanderino.
Pili dio a luz a su hijo Néstor, a quien inculcó el cariño hacia ambos ‘Racing’, el de allá y el de acá. Y Néstor conoció a Amalia, su esposa, también racinguista, y tuvieron a Fernanda, su hija. Pero fue Pili quien le legó los valores racinguistas. Y la familia creció, hasta que llegó su bisnieto, Luca, quizá el más ferviente racinguista de todos. Hoy Pili ya no está entre nosotros, pero acompaña a su familia al Cilindro a alentar a su querido Racing de Avellaneda y, seguro, que una parte de su alma volvió a Los Campos de Sport de El Sardinero a animar a su otro gran amor.
Emotiva carta del presidente
Recientemente, en el 'clásico' de Avellaneda que tristemente acabó con derrota para ‘nuestros hermanos’ del otro lado del charco, un racinguista de acá hizo de mensajero del club verdiblanco y entregó a la familia una sentida carta del presidente del club verdiblanco, Manolo Higuera, reconociendo el racinguismo de Pili, y unos obsequios. Junto a Carlos y sus nietos Agus y Bautista, sus vecinos de cancha de toda la vida, la familia de Pili celebró el hermanamiento de dos clubes que no solo comparten nombre, sino también pasión e historia. De Santander a Avellaneda, de Avellaneda a Santander… Siempre Racing Club.